Máquinas quita-nieves, máquinas esparciendo sal, ambulancias, policías...
Carreteras cerradas, pueblos incomunicados, atascos impresionantes, multitud de accidentes...
.
Gracias a Dios anoche llegué bien a casa, porque realmente sentí peligrar mi vida a cada acelerón o frenada con el coche.
Tranquilizaba a mi familia cuando la pierna izquierda no era mía, no podía para de tiritar.
Casi tres horas tardé en llegar a casa cuando normalmente suelo tardar quince minutos. Dando gracias también porque muchos compañeros se quedaron a dormir en el trabajo al estar sus pueblos incomunicados.
.
Fue toda una aventura.
.
Y vosotros, ¿cómo vivisteis la nevada del domingo?
.